Tulsi Gabbard, que acus a Ucrania y a EEUU de tener 30 laboratorios secretos para crear virus, dirigir el espionaje estadounidense

Tulsi Gabbard, que acus a Ucrania y a EEUU de tener 30 laboratorios secretos para crear virus, dirigir el espionaje estadounidense


Estados Unidos tiene 18 agencias de espionaje. Todas ellas estn situadas en Washington y sus alrededores. Ahora, con el nombramiento por Donald Trump de Tulsi Gabbard como directora Nacional de Inteligencia, cabe preguntarse si no sera ms eficaz para la gestin de esas 18 instituciones el traslado a Mosc. As, al menos, el trasvase de informacin al Kremlin sera ms inmediato.

El nombramiento de Gabbard sera considerado incluso excesivo en un guion hollywoodiense que repitiera la historia del ‘Manchurian Candidate’ (‘El candidato de Manchuria’), un filme de John Frankenheimer de 1962 en el que la Unin Sovitica y China le lavan el cerebro a un oficial del Ejrcito de EEUU interpretado por Frank Sinatra para que asesine, sin ser consciente de ello, a un candidato presidencial. Porque, en el filme, el soldado Raymond Shaw no anuncia a los cuatro vientos que va a matar a un candidato a la Casa Blanca en la Convencin del partido en el Madison Square Garden neoyorkino.

Gabbard, sin embargo, ha sido mucho ms franca a la hora de mostrar sus simpatas por Rusia. El ejemplo ms extremo lleg el 13 de marzo de 2022, cuando, tres semanas despus de la invasin rusa de Ucrania, la ex veterana en Irak y Afganistn, ex congresista demcrata y ex aspirante a la Presidencia de Estados Unidos, colg en la red social Twitter un vdeo de dos minutos en el que denunciaba la existencia de entre 25 y 30 laboratorios de armas biolgicas de estados Unidos en Ucrania y demandaba su desmantelamiento inmediato.

Si hubiera seguido el guion de los medios ms rancios del Kremlin -no ya ‘RT’ o ‘Sputnik’, sino algo ms primitivo y destinado al consumo interno, como ‘Pravda’- Gabbard no lo hubiera hecho mejor. La especie de que EEUU y Ucrania colaboraban en la produccin de armas biolgicas en el territorio de ese ltimo pas, y que de esas instalaciones, y no de China, sali el Covid-19, fue una de las teoras por las que ms querencia tuvo el putinismo de ultraderecha y de ultraizquierda en los primeros meses de la guerra. No es solo que no haya habido ningn dato que justifique semejante barbaridad, sino que a ningn conspirador se le ha ocurrido todava explicar por qu iba EEUU a lanzarse a producir virus mortales… en Ucrania, un pas en guerra con Rusia y en mitad de Europa, cuando podra haberlo hecho en Alaska o cualquier isla remota del Pacfico, lejos de los habilsimos cerebros de los conspiranoides. Tampoco ha sido aclarado qu tiene la industria de las ciencias de la vida de Ucrania que la haga puntera en esa materia.

Sea como sea, Tulsi -que es como se conoce popularmente en EEUU a la jefa de los espas- lanz la teora, que fue repetida por el senador republicano Rand Paul de quien su fallecido colega y ex candidato a la presidencia John McCain dijo en una sesin que “ahora trabaja para Putin”. Ante la polvareda que se organiz, Gabbard tuvo que dar marcha atrs. Pero ya era tarde. Los ultras de todo el mundo estaban satisfechos de que Rusia estuviera destruyendo “los laboratorios del Covid”. En todo caso, la ex congresista por Hawai, que es tnicamente samoana -una comunidad de poco ms de 200.000 personas en todo EEUU- mantiene los postulados habituales del Kremlin en materia de Ucrania, a saber: que la culpa de que Rusia invadiera es de la OTAN, y que los “creadores de guerras de Washington” quieren mantener el conflicto vivo, en lugar de dejarlo caer en la paz de los cementerios, como propone el Kremlin.

Aquel marzo de 2022, Gabbard estaba inspirada. En una entrevista con la cadena de televisin trumpista Fox News, declar que la libertad de expresin “no es tan diferente en Estados Unidos de en Rusia”.

Sus declaraciones recordaban a las del propio Trump que, en 2017, en su primera entrevista televisada tras llegar a la Casa Blanca, respondi a una pregunta sobre la violacin de los Derechos Humanos y de las libertades ms bsicas en Rusia con un “nosotros tampoco somos unos ngeles”. La futura jefa de los espas tambin es una destacada partidaria del dictador sirio prorruso Bashar Asad, a quien visit en 2017, cuando EEUU apoyaba a las fuerzas de la oposicin siria y Rusia, con varias decenas de miles de soldados, al Gobierno de Damasco. En el viaje, Tulsi rechaz que el Gobierno sirio estuviera empleando armas qumicas contra las poblaciones en manos de los rebeldes. El nico pas que parece tener el apoyo irrestricto de esa capitana del Ejrcito de Tierra nacida en Hawai es Israel, cuya poltica en la actual guerra de Gaza y Lbano siempre ha defendido. Es, de nuevo, otro apartado en el que la ex congresista se alinea totalmente con Donald Trump.

Gabbard, que tiene 43 aos, ha realizado la travesa del desierto del Partido Demcrata, del que fue congresista por Hawai entre 2013 y 2021, al ala ms estricta del trumpismo. Su principal rea de inters ha sido la poltica de exterior y de defensa, acaso por su experiencia como soldado en la Guerra de Irak, a la que atribuye, adems, las tensiones que acabaron provocando la ruptura de su matrimonio con el tambin soldado Eduardo Tamayo.

La secta de Hawai

El currculum de Tulsi va ms all de lo poltico. Segn varios miembros de su familia, es miembro de la secta Fundacin para la Identidad de la Ciencia (SIF, por sus siglas en ingls), una organizacin cuasi secreta de Hawai, cuyo fundador, Chris Butler, recibe estatus de divinidad por sus seguidores -lo que puede poner a Gabbard en un aprieto dado que Donald Trump a veces parece plantear demandas similares a sus colaboradores- y ha tratado de entrar en poltica, sin xito, en numerosas ocasiones. La casi seguro futura Directora Nacional de Inteligencia nunca ha confirmado ni desmentido su pertenencia a esa organizacin, pese que se crio con unos padres que s son miembros de ella, pero s ha reconocido que Butler es su gua espiritual. La SIF combina el yoga, el budismo y el vegetarianismo, tiene una moral sexual estricta que prohbe las relaciones sexuales fuera del matrimonio y tampoco permite a sus miembros tomar caf. Su oposicin total a la homosexualidad podra explicar la actitud en ese sentido de Gabbard, que ha pasado de rechazar las uniones entre personas del mismo sexo a limitar las operaciones de cambio de sexo, aunque su carrera poltica est llena de contradicciones en este terreno.

Al margen de las teoras conspiratorias de Gabbard y del hecho de que stas siempre coincidan misteriosamente con las de los sectores ms pro-Putin, o de su vnculo con la SIF, hay un ltimo elemento que aade incertidumbre a su nombramiento: no tiene ninguna experiencia en la materia. En sus ocho aos en el Congreso no jug un papel destacado en los comits de Inteligencia, Defensa o Poltica Exterior, y solo en su ltima legislatura trat, sin xito, de promover el perdn a Julian Assange -el fundador de WikiLeaks, la web que difundi una serie de documentos secretos de EEUU y a la que se vincula al Kremlin- y de Julian Assange, el espa estadounidense que pas una enorme cantidad de informacin a WikiLeaks sobre las actividades de Inteligencia de Washington antes de huir a Rusia, donde Putin le dio estatus de refugiado poltico. Para entonces, Tulsi ya estaba girando hacia Mosc.

Precisamente ese desconocimiento del mundo de la Inteligencia puede impedirle que deje huella en una comunidad que emplea a ms de 100.000 personas con un presupuesto secreto pero inimaginable en Espaa, como demuestra que solo la mayor de esas organizaciones, la CIA, tenga una dotacin simula a dos veces y media la del Ministerio de Defensa de Espaa. Ojal el ejemplo de Chris Butler y su meditacin y vegetarianismo iluminen a Tulsi. Mientras la inspiracin no le venga de Putin, el mundo podr respirar.





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